Maravillas arquitectónicas únicas al borde de la extinción creadas para dignificar los espacios de espera de las y los trabajadores.
En su apogeo, la extensión de los países satélites de la Unión Soviética era enorme; con docenas de pequeños países y grandes extensiones entre regiones. En estas áreas aisladas se sientan maravillas arquitectónicas únicas creadas para la reivindicación de un pueblo trabajador y de sus espacios de espera y de conexión.
La arquitectura inusual de las paradas de autobús de la era soviética se plasma en una colección de unidades únicas, que ha sido documentada -antes de ser reemplazadas por estructuras más modernas y de fácil mantenimiento- por el fotógrafo Christopher Herwig. Gracias a su trabajo de inmersión de más de 10 años y 30.000 km, logró salvar del olvido y la destrucción a estos alegóricos minúsculos monumentos.
Algunas son breves unidades maestras del brutalismo que protegen del frío abrasador. Otras, monumentos alimentados por propaganda que literalmente protegen a la gente de la tormenta. Y también las hay de formas y escenarios absurdos.
En todos los casos, de Kazajstán a Kirguistán, de Armenia a Abjasia, y en todos los territorios intermedios; son restos de un período de tiempo que se desvanece.