Genéticos culturales hallan el “El cuento de la buena Pipa”. ¿Quieren que les cuente el cuento de la buena Pipa?

Genéticos culturales rastrearon la huella hacia el pasado del “cuento desquicia niños" más famoso del mundo. El rastro los condujo hasta un fósil literario fabuloso. El hallazgo reveló que el cuento existe y permitió salvarlo de su extinción.

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Todos tenemos la misma espina clavada desde la infancia: “El cuento de la buena Pipa”. En loop caíamos y caíamos en el  embudo del “cuentodesquicianiños” más famoso del mundo. No podíamos evitarlo. En nuestro interior, un corazón ingenuo confiaba que alguna vez daría con la respuesta exacta que abriría las compuertas del cuento sin fin al fin.

Nunca ocurrió. 

Pasaron los años y dejamos de preguntar. 

Pasaron los años y nos convertimos en los verdugos que atormentábamos con una pregunta infinita a los que vinieron después de nosotros. 

Pues bien. Hoy sacaremos esa espina. 


Cuento desquicia niños

Lo que pocos saben es que El “Cuento de la buena Pipa” sí existió y que el tiempo fue borrando su trama. Despojándolo de tensión dramática. Erosionando sus partes, congelando su moraleja y desterrándolo al irritante género del “cuentodesquicianiños”.

Gracias al trabajo de críticos genéticos, se pudo ir tras los pasos de esta obra de literatura infantil y dar con su manuscrito original. 

Entonces.

¿Quién quiere que les cuente el cuento de la buena Pipa?

El cuento de la buena Pipa

Hace muchos años vivía una niña a la que llamaban Pipa. Le decían así porque ese era su apellido. (Pero bueno su apodo no viene al caso). La cuestión es que Pipa era una chica muy buena y muy bonita, pero tenía un problema: no sabía escuchar.

A Pipa le encantaba contar historias pero no le gustaba que nadie hiciera ningún comentario mientras ella hablaba. Y aunque sus historias eran muy divertidas, sus amigos se empezaron a cansar de escucharla siempre y que ella no los escuchara. Entonces todos sus amigos se juntaron y se fueron a ver a la bruja del barrio para hacerle una broma que le enseñara que debía escuchar a los demás. Una de las chicas intentó advertirle lo que le iban a hacer, pero Pipa como siempre no escuchó.

Así que una mañana Pipa se despertó sin poder decir ni una sola palabra. Recién cuando su madre le dijo “Hola” pudo responderle con otro “Hola”. Cuando se encontró con sus amigos, ellos empezaron a hablarle y ella sólo podía responder lo mismo que le habían dicho. ‘Parece que hoy no nos vas a contar ningún cuento’ le dijo uno de los chicos… y Pipa repitió: Parece que hoy no nos vas a contar ningún cuento.

‘¿Querés que te cuente el cuento de la Buena Pipa? Y Pipa repitió : ‘¿Querés que te cuente el cuento de la Buena Pipa?

‘Pipa era una chica que no sabía escuchar.’ Y Pipa lo repitió.

‘Y sus amigos se cansaron de eso.’ Y Pipa lo repitió.

‘Y decidieron darle una lección… para que aprenda a escuchar.’ Y ella siguió repitiendo.

Esa noche Pipa lloró mucho y se arrepintió de no haber escuchado a sus amigos. Y como su arrepentimiento era sincero, el hechizo se rompió. Pipa aprendió a escuchar y prometió contar su historia a toda aquel que no supiera escuchar.

Los sospeché desde un principio

Nos reconforta descubrir que la intuición infantil no se nos equivocaba. Siempre quisimos creer que aquella pregunta no podía morir en aquella pregunta. Que alguna vez, había sido un cuento. Y que alguna vez, finalmente, alguien nos lo contaría. 

 




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